Promesa de Amor Prohibido.
Sus pasos se plantaban en la arena dejando un mapa del camino que recorría para llegar al borde del acantilado, donde le esperaba la más bella de las flores que sus ojos habían observado, y su corazón amado. Él ya era un árbol que había jugado con la fortuna de la vida mucho más tiempo que la bella flor, su tronco era roñoso y descuidado, no como el liso tallo de ella; sin embargo ese viejo árbol amaba a esa bella flor con todas sus fuerzas, y así lo demostraba en su carrera por llegar a ella antes de que el viejo Sol se fuera a dormir.
Su pelo ondulado bailaba con el viento mientras sus ojos se clavaban en el horizonte, esperaba a que su amado cumpliera la promesa de su tierna infancia, la promesa de liberar un amor prohibido cuando ya no lo fuera; hoy, era su decimoctavo cumpleaños. Jadeante de amor, él llegó a donde estaba ella, era el lugar más hermoso que recordarían el resto de sus vidas; el suelo mezclaba la fina hierba que besaban sus pies, con la cálida arena, el cielo azul naranjado dibuja un mural de envidia, frente a él estaba el Sol deseando buenas noches, y junto a éste, ella, su flor amada durante varias primaveras. Su linda cabecita dio la vuelta para mirarle a él con la misma mirada con la que él la miraba a ella, el viento siguió bailando con sus peinados despeinados, mientras él se aproximaba a ella para abrir la cárcel de su amor.
Sólo un paso los separaba; ella lo abrazó a él, y él cogió su abrazo, el Sol mientras se iba durmiendo cada vez más con una sonrisa de enamorado. Dos palabras pronunció él a la vez que ella, “Te Amo”, el Sol soltaba sus últimos rayos que deseaban amor eterno a los más tiernos enamorados que jamás había visto, y la oscuridad se hizo con el más sincero beso de amor acompañado por la joven Luna.

Dedicado a todas las personas que se atreven a decir "te quiero", y luchan por su amor.
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